Muy interesante, la verdad.
Estimulación del lenguaje
Sabemos que el lenguaje aparece en todos
los niños con marcos cronológicos muy similares. La adquisición del lenguaje y
la comunicación se desarrolla según unas etapas de orden constante, aunque no
debemos olvidar que el ritmo de progresión puede variar de un sujeto a otro.
Según el abanico normal de desarrollo puede llegar a esperarse una variación de
unos seis meses aproximadamente.
Por ello, para mejorar el normal
desarrollo del lenguaje aquí se ofrecen una serie de pautas que pueden ser
llevadas a cabo por la familia, ya que ésta juega un papel fundamental en las
primeras etapas del desarrollo del niño. Estas pautas siempre se llevarán a
cabo de forma lúdica puesto que la flexibilidad, el juego y la espontaneidad son
esenciales en el despertar y mantenimiento de un buen nivel de motivación, lo
que nos ayudará a evitar posibles reacciones de rechazo al uso del lenguaje.
Para ello, se aprovecharán siempre aquellos
momentos de la vida cotidiana donde se pueda fomentar su uso, tal como son la
hora de la comida o del baño, o incluso el momento de irse a la cama, pudiendo
trabajar con el niño de manera indirecta diversos aspectos como lectura de un
cuento, partes del esquema corporal, alimentos, etc.
También puede ser conveniente el marcarse
un tiempo diario (una media hora aproximadamente) para hablar y estimular
lingüísticamente al niño, donde se trabajarán diversos aspectos del lenguaje
como la discriminación auditiva, etc.
Cuando trabajemos con el niño será muy
importante tener en cuenta que no debemos exigir la perfección en lo que éste
dice, sino que en sus primeras etapas de desarrollo será prioritario que
potencie su capacidad discursivo-lingüística, su iniciativa, etc, por lo que no
debemos:
- Responder en lugar del niño, realizando preguntas donde
no se pueda responder con un “sí” o un “no”, sino que impliquen una respuesta
mucho más larga (“por ejemplo; ¿quieres una pera o una manzana?”).
- Ser excesivamente correctores, ya que de lo contrario
lo que conseguiremos es que el niño hable poco. Para ello, a la hora de
corregir, nunca lo haremos con un “no, así no se dice”, o un “habla bien”, sino
que nos limitaremos a decir la palabra de manera correcta y pendientes de que
en ese momento el niño perciba todos los movimientos de nuestros órganos
faciales. También podemos desglosar la palabra en sílabas con el fin de que el
niño las vaya repitiendo para pasar a nombrar a continuación la palabra
completa;
por
ejemplo “to – ma – te”..... “tomate” (para el niño es más fácil repetir
una sílaba que no una palabra compuesta
por tres).
- hacer que
el niño se vuelva cómodo y se limite a expresarse por gestos. Por ello, para
obtener algo, deberá esbozar un mínimo sonido lingüístico, con el fin de que
pueda entender que gracias al lenguaje puede llegar a conseguir cosas.
- El niño debe verse inmerso en un “baño de palabras”,
por lo que debemos pasar tiempo con ellos y verbalizar en la medida de lo
posible todas aquellas vivencias experimentadas por él..
- Será conveniente una escolarización en caso de que no
la haya, ya que además de ser estimulado comprobaremos cómo se desenvuelve el
niño socialmente, además de observar cómo es su lenguaje ante estas
situaciones.
Entre los ejercicios que pueden llevarse a
cabo con el niño encontramos:
Praxias orolinguofaciales
Destinadas a
mejorar los movimientos de los órganos
fonoarticulatorios necesarios para una correcta articulación del lenguaje. Se
realizarán frente a un espejo, con el fin de que el niño pueda comparar sus
movimientos con los realizados por el adulto. No será necesario realizarlos
todos el mismo día, sino que podemos combinarlos entre ellos. Así mismo, si el
niño no es capaz de realizarlas correctamente no habrá por qué preocuparse,
puesto que con práctica lo irá haciendo poco a poco.
Algunas de esta praxias son:
-
Abrir y cerrar la boca a distintos ritmos.
-
Poner “morro” (llevar los labios hacia delante) y
sonrisa.
-
Hacer un “señor gordo” inflando las dos mejillas con
aire y un “señor flaquito”, poniendo lo que denominamos boca de pez.
-
Sacar y meter la lengua a distintos ritmos.
-
Llevar la lengua hacia las comisuras de la boca como si
fuera un reloj.
-
Hacer la escoba loca (sacando y metiendo la lengua
rápidamente).
-
El “caballo”, chasqueando la lengua contra el paladar.
-
El “caballo cansado”, haciendo vibrar los labios.
-
La “serpiente”, haciendo al niño emitir una “S”.
Soplo
Con
estos ejercicios lo que se pretende es mejorar la potencia, duración y
dirección del soplo. Para ello, usaremos al principio objetas que permitan
cierta ayuda al niño como son aquellos objetos que pueden introducirse en la
boca (flautas, matasuegras, silbatos...). Una vez dominado esto remos a
trabajar con velas para finalizar con el soplo de pompas de jabón, bolitas de
papel, que exigen un mayor dominio.
Discriminación auditiva
Será muy
importante que el niño aprenda a reconocer los sonidos de su entorno, ya que
esto implicará el que pase a distinguir los sonidos fonéticos implicados en la
articulación del lenguaje. Para ello podemos jugar a:
-
pararnos a escuchar y adivinar qué es lo que ha sonado.
-
emitir onomatopeyas básicas para que pase después a
reconocerlas (animales, medios de transporte).
-
trabajar con instrumentos musicales para que vaya
diferenciando sonidos graves frente a agudos, así como la asociación del sonido
frente a la fuente sonora.
-
lo mismo podemos realizarlo pero con imágenes u objetos
reales (por ejemplo, ponemos un teléfono, una campana y un reloj y sin que el
niño lo vea hacemos sonar el teléfono para que pase a adivinar qué es lo que ha
sonado).
-
localizar la fuente sonora. Para ello, podemos utilizar
un objeto sonoro (por ejemplo una pequeña radio) para pasar a esconderla. El
niño a través del sonido deberá localizar dónde se encuentra.
-
cantar canciones infantiles para trabajar la memoria
auditiva.
Discriminación visual
Aquí
trabajaremos mucho la localización de diversos estímulos visuales, lo cual
obligará al niño a centrar la atención. Para ello podemos realizar los
siguientes ejercicios:
- diferenciar dos estímulos visuales. Para
ello dibujamos en una hoja de papel dos estímulos diferentes, preferentemente
que sean significativos para el niño (por ejemplo manzanas frente a lunas).
Pediremos al niño que localice uno de ellos (por ejemplo que busque todas las
lunas y le pegue pegatinas).
Una vez dominado
este aspecto podemos trabajar otros conceptos (grandes frente a pequeños, etc).
- localizar en láminas aquello que le
pedimos. Para ello mostramos una lámina con diversos dibujos y pediremos que
nos señale aquél que indiquemos; de este modo estaremos fomentando la
comprensión del niño. Podemos realizar el ejercicio pidiendo que nos indique
después qué es lo que debemos señalar nosotros (así trabajaremos su expresión).
Vocabulario
Podemos
trabajarlo de diversas maneras y en contextos muy cotidianos, como por ejemplo:
-
A través de la lectura de cuentos ilustrados, donde
pueda asociar el contenido del cuento con su representación gráfica.
-
En el baño por ejemplo podemos trabajar la comprensión
– expresión de elementos corporales.
-
En la comida podemos mostrar el nombre de los
alimentos.
Morfología
En este punto
debemos hacer un mayor hincapié en que nuestra corrección no debe anular la
expresión particular del niño, sino que irá a posteriori como una expansión
gramatical de lo que el niño ha dicho.
Para ello
podemos trabajar su expresión:
-
mediante la ejecución de órdenes más sencillas en un
primer momento y más complejas después. Esto implica una mayor comprensión de
los elementos del lenguaje.
-
por la imitación de las frases del adulto sobre un
material gráfico, ya sea a través de imágenes que representen acciones,
adjetivos, etc.
Desarrollo
pragmático
Mediante el juego imaginativo podemos
conseguir en este punto que el niño adopte distintos papeles de la vida real,
por medio de los cuales pueda aprender a verbalizar correctamente las distintas
necesidades, estados de ánimo, informaciones, solicitudes, etc. Esto le
llevará a comprender los distintos aspectos
que se suceden en una conversación según la situación que se esté desarrollando
en ese momento.
Laura Rincón Alarcón
(Diplomada en Logopedia)