En este tipo de agricultura los productos no son tratados
con insecticidas ni fertilizantes artificiales, siendo lo más respetuosa
posible con el medio ambiente al no dañar las tierras de cultivo, ya que se conserva
el suelo con las artes tradicionales del
campo.
Además, los propios
agricultores se hacen cargo de la venta directa
al consumidor sin intermediarios ni transportes, lo que redunda en un
desarrollo de la agricultura y ganadería de la zona. En la comunidad de Madrid
hay varias cooperativas que trabajan de esta forma; eso sí, hay que consumir lo
que se necesita en un tiempo prudencial, ya que al no llevar productos químicos
estos alimentos se deterioran rápidamente.
Aquí en nuestro cole, el comedor del centro ha participado
en un proyecto por el que vuestros hijos han ido degustando fruta obtenida de
esta forma. El producto es algo más caro pero el sabor y la composición es más
sabrosa (tienen más pulpa y vitaminas). También se ha estado cuidando un
semillero de habas, regado periódicamente con fertilizantes naturales por el
personal de cocina, que está expuesto en el hall del cole. Finalmente, aquellos
que lo han querido se han llevado una planta para su casa del mismo.
Además la asociación ecologista “Amigos de la tierra” invitó
a alumnos del colegio a visitar in situ
algunos de estos cultivos y su lugar de almacenamiento. Así, el mes pasado, los
alumnos de quinto de primaria y sus profes realizamos una excursión a unos
cultivos en Velilla de San Antonio donde unos monitores (y agricultores) les explicaron
algunas técnicas y herramientas utilizadas como la rotación de cultivos y el descanso
de la tierra, el riego por goteo, hacer los surcos de plantación poco profundos,
los mini-invernaderos, utilizar plástico
de fécula biodegradable,…
Y, como no, estando en el campo reconocimos algunas frutas y
verduras y las plantas donde nacen; sin olvidarnos del oliente y antiestético
abono pero que es imprescindible para que el campo y las plantas den unos
frutos sabrosísimos.
Para finalizar, en la nave de almacenamiento nos explicaron
como recogían y vendían las frutas y verduras y, dado que era tiempo de recoger
calabazas, tuvimos curiosidad por ver las más grandes y las más pequeñas que
había en ese momento en la nave.