viernes, 11 de diciembre de 2015

Estimulación del lenguaje. Laura Rincón. Maestra de 1º B

Nuestra profe de 1º B nos propone unas pautas para estimular el lenguaje en los más pequeños y en aquellos alumnos que encuentran dificultades en su desarrollo.

Muy interesante, la verdad.

Estimulación del lenguaje

     Sabemos que el lenguaje aparece en todos los niños con marcos cronológicos muy similares. La adquisición del lenguaje y la comunicación se desarrolla según unas etapas de orden constante, aunque no debemos olvidar que el ritmo de progresión puede variar de un sujeto a otro. Según el abanico normal de desarrollo puede llegar a esperarse una variación de unos seis meses aproximadamente.
     Por ello, para mejorar el normal desarrollo del lenguaje aquí se ofrecen una serie de pautas que pueden ser llevadas a cabo por la familia, ya que ésta juega un papel fundamental en las primeras etapas del desarrollo del niño. Estas pautas siempre se llevarán a cabo de forma lúdica puesto que la flexibilidad, el juego y la espontaneidad son esenciales en el despertar y mantenimiento de un buen nivel de motivación, lo que nos ayudará a evitar posibles reacciones de rechazo al uso del lenguaje.
    Para ello, se aprovecharán siempre aquellos momentos de la vida cotidiana donde se pueda fomentar su uso, tal como son la hora de la comida o del baño, o incluso el momento de irse a la cama, pudiendo trabajar con el niño de manera indirecta diversos aspectos como lectura de un cuento, partes del esquema corporal, alimentos, etc.
     También puede ser conveniente el marcarse un tiempo diario (una media hora aproximadamente) para hablar y estimular lingüísticamente al niño, donde se trabajarán diversos aspectos del lenguaje como la discriminación auditiva, etc.
    Cuando trabajemos con el niño será muy importante tener en cuenta que no debemos exigir la perfección en lo que éste dice, sino que en sus primeras etapas de desarrollo será prioritario que potencie su capacidad discursivo-lingüística, su iniciativa, etc, por lo que no debemos:
-       Responder en lugar del niño, realizando preguntas donde no se pueda responder con un “sí” o un “no”, sino que impliquen una respuesta mucho más larga (“por ejemplo; ¿quieres una pera o una manzana?”).
-     Ser excesivamente correctores, ya que de lo contrario lo que conseguiremos es que el niño hable poco. Para ello, a la hora de corregir, nunca lo haremos con un “no, así no se dice”, o un “habla bien”, sino que nos limitaremos a decir la palabra de manera correcta y pendientes de que en ese momento el niño perciba todos los movimientos de nuestros órganos faciales. También podemos desglosar la palabra en sílabas con el fin de que el niño las vaya repitiendo para pasar a nombrar a continuación la palabra completa;
       por ejemplo “to – ma – te”..... “tomate” (para el niño es más fácil repetir una  sílaba que no una palabra compuesta por tres).
-    hacer que el niño se vuelva cómodo y se limite a expresarse por gestos. Por ello, para obtener algo, deberá esbozar un mínimo sonido lingüístico, con el fin de que pueda entender que gracias al lenguaje puede llegar a conseguir cosas.
-      El niño debe verse inmerso en un “baño de palabras”, por lo que debemos pasar tiempo con ellos y verbalizar en la medida de lo posible todas aquellas vivencias experimentadas por él..
-   Será conveniente una escolarización en caso de que no la haya, ya que además de ser estimulado comprobaremos cómo se desenvuelve el niño socialmente, además de observar cómo es su lenguaje ante estas situaciones.
    Entre los ejercicios que pueden llevarse a cabo con el niño encontramos:

Praxias orolinguofaciales

      Destinadas a mejorar  los movimientos de los órganos fonoarticulatorios necesarios para una correcta articulación del lenguaje. Se realizarán frente a un espejo, con el fin de que el niño pueda comparar sus movimientos con los realizados por el adulto. No será necesario realizarlos todos el mismo día, sino que podemos combinarlos entre ellos. Así mismo, si el niño no es capaz de realizarlas correctamente no habrá por qué preocuparse, puesto que con práctica lo irá haciendo poco a poco.
Algunas de esta praxias son:
-          Abrir y cerrar la boca a distintos ritmos.
-          Poner “morro” (llevar los labios hacia delante) y sonrisa.
-          Hacer un “señor gordo” inflando las dos mejillas con aire y un “señor flaquito”, poniendo lo que denominamos boca de pez.
-          Sacar y meter la lengua a distintos ritmos.
-          Llevar la lengua hacia las comisuras de la boca como si fuera un reloj.
-          Hacer la escoba loca (sacando y metiendo la lengua rápidamente).
-          El “caballo”, chasqueando la lengua contra el paladar.
-          El “caballo cansado”, haciendo vibrar los labios.
-          La “serpiente”, haciendo al niño emitir una “S”.

Soplo

     Con estos ejercicios lo que se pretende es mejorar la potencia, duración y dirección del soplo. Para ello, usaremos al principio objetas que permitan cierta ayuda al niño como son aquellos objetos que pueden introducirse en la boca (flautas, matasuegras, silbatos...). Una vez dominado esto remos a trabajar con velas para finalizar con el soplo de pompas de jabón, bolitas de papel, que exigen un mayor dominio.

Discriminación auditiva

     Será muy importante que el niño aprenda a reconocer los sonidos de su entorno, ya que esto implicará el que pase a distinguir los sonidos fonéticos implicados en la articulación del lenguaje. Para ello podemos jugar a:
-          pararnos a escuchar y adivinar qué es lo que ha sonado.
-          emitir onomatopeyas básicas para que pase después a reconocerlas (animales, medios de transporte).
-          trabajar con instrumentos musicales para que vaya diferenciando sonidos graves frente a agudos, así como la asociación del sonido frente a la fuente sonora.
-          lo mismo podemos realizarlo pero con imágenes u objetos reales (por ejemplo, ponemos un teléfono, una campana y un reloj y sin que el niño lo vea hacemos sonar el teléfono para que pase a adivinar qué es lo que ha sonado).
-          localizar la fuente sonora. Para ello, podemos utilizar un objeto sonoro (por ejemplo una pequeña radio) para pasar a esconderla. El niño a través del sonido deberá localizar dónde se encuentra.
-          cantar canciones infantiles para trabajar la memoria auditiva.

Discriminación visual

      Aquí trabajaremos mucho la localización de diversos estímulos visuales, lo cual obligará al niño a centrar la atención. Para ello podemos realizar los siguientes ejercicios:
-    diferenciar dos estímulos visuales. Para ello dibujamos en una hoja de papel dos estímulos diferentes, preferentemente que sean significativos para el niño (por ejemplo manzanas frente a lunas). Pediremos al niño que localice uno de ellos (por ejemplo que busque todas las lunas y le pegue pegatinas).
Una vez dominado este aspecto podemos trabajar otros conceptos (grandes frente a pequeños, etc).
-    localizar en láminas aquello que le pedimos. Para ello mostramos una lámina con diversos dibujos y pediremos que nos señale aquél que indiquemos; de este modo estaremos fomentando la comprensión del niño. Podemos realizar el ejercicio pidiendo que nos indique después qué es lo que debemos señalar nosotros (así trabajaremos su expresión).

Vocabulario

     Podemos trabajarlo de diversas maneras y en contextos muy cotidianos, como por ejemplo:
-          A través de la lectura de cuentos ilustrados, donde pueda asociar el contenido del cuento con su representación gráfica.
-          En el baño por ejemplo podemos trabajar la comprensión – expresión de elementos corporales.
-          En la comida podemos mostrar el nombre de los alimentos.

Morfología

     En este punto debemos hacer un mayor hincapié en que nuestra corrección no debe anular la expresión particular del niño, sino que irá a posteriori como una expansión gramatical de lo que el niño ha dicho.
     Para ello podemos trabajar su expresión:
-          mediante la ejecución de órdenes más sencillas en un primer momento y más complejas después. Esto implica una mayor comprensión de los elementos del lenguaje.
-          por la imitación de las frases del adulto sobre un material gráfico, ya sea a través de imágenes que representen acciones, adjetivos, etc.
Desarrollo pragmático
     Mediante el juego imaginativo podemos conseguir en este punto que el niño adopte distintos papeles de la vida real, por medio de los cuales pueda aprender a verbalizar correctamente las distintas necesidades, estados de ánimo, informaciones, solicitudes, etc. Esto le llevará  a comprender los distintos aspectos que se suceden en una conversación según la situación que se esté desarrollando en ese momento.
                                                                      

 Laura Rincón Alarcón

(Diplomada en Logopedia)

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